Este pequeño pueblo de la provincia de Zamora y que se ubica muy cerca también de Salamanca capital, esconde dos tesoros que merece la pena conocer. Uno es la Iglesia de Santa María del Castillo y otro son sus garbanzos, de gran fama por su calidad, textura y sabor inconfundibles y que además cuentan con Denominación de Origen propia.
Un paseo por sus tranquilas calles, en las que los niños todavía pueden jugar a su aire, nos descubrirá otros de sus monumentos, como la Iglesia de San Juan Bautista y las ermitas de Los Dolores y la de La Virgen de la Antigua.
En verano podremos disfrutar de sus numerosas fiestas y celebraciones y confundirnos con sus habitantes, degustando tapas de calidad en los bares del centro. En los soportales, grupos de jóvenes hablando, y junto a las puertas de las casas, los mayores, a la fresca. Un viaje a la calidad de vida.
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