El municipio burgalés de Miranda de Ebro recibe al visitante con una inmensa escultura de formas onduladas simulando la letra M, que alegra el paisaje y rompe la monotonía cromática desde la explosión de color que representan sus tonalidades de arco iris. Es su manera de recibir con una sonrisa al visitante que llega para una escapada romántica o para pasar unos días de vacaciones en familia o con amigos.
Quienes disfruten contemplando diferentes estilos arquitectónicos no pueden dejar de hacer un recorrido a pie por el centro de la ciudad. Este paseo les dará la oportunidad de ver joyas como el edificio del Teatro Apolo, que data de 1921, una época que se refleja en los motivos vegetales que decoran la fachada y enriquecen su imagen, de una belleza imperativa.
Las distintas casas solariegas que salpican la ciudad son muestra del poderío que ostentaban quienes es su época podían permitirse el vivir en palacetes así. Otra magnífica construcción es la Casa Consistorial, que junto con el antiguo convento de las Sgustinas Recoletas y la Estación de Ferrocarril son algunos de mis lugares preferidos.
También muy recomendable el puente de Carlos III, con sus arcos que se hunden en los fondos del río Ebro a su paso por la localidad.
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