La Semana santa en Palencia va del barroquismo al recogimiento, del alborozo de la expresión más andaluza que podemos ver el Jueves Santo al dramatismo contenido que lo inunda todo tan solo veinticuatros horas después, cuando las procesiones de Viernes Santo salen a la calle.
El Paso del Lavatorio o el de Nuestra Señora de la Vera Cruz pertenecerían al primer grupo. Un estallido de color, donde los tonos metalizados destacan, a veces demasiado, sobre el fondo de las imágenes son los protagonistas de esta dicotomía que viste la Semana Santa de Palencia de terciopelos, puntillas, flores y oros mientras que continua adentrándose en lo más profundo de sus raíces castellanas con sus figuras talladas en madera, austeras y de una expresividad muy diferente, mucho más introspectiva.
Así es por ejemplo el Cristo Crucificado que data del siglo XV. Una obra de Alejo de la Vahía un escultor gótico cuya procedencia nos lleva a pensar en Europa del Centro o del Norte.
Si tenemos planeado pasar por Palencia esta Semana Santa no podemos perdernos los pasos de sus tres cofradías más antiguas y experimentadas: la de Vera Cruz, antes nombrada, la del Santo Sepulcro y la de Jesús Nazareno, que nos ayudarán a acercarnos a la cultura pascual de la ciudad.